viernes, 22 de octubre de 2010

Entre el “l’ événement" y el “trend” de crecimiento. El "tiempo corto" de la historia política y la persistencia de un fenómeno económico.

El guardagujas cambió la ruta
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Por: Hugo Neira (Sociólogo)

Cuando volví a reestudiar historia en Europa reinaba la escuela de Annales, que daba cuenta de los cambios lentos, seculares, desde la demografía a las clases y mentalidades. Entonces el que perdía interés era el “l’ événement”, es decir, lo inmediato, la política por ejemplo. Hoy, ante el presente, la lectura crítica de historiadores vincula actualidad y “cuenta larga de los años” (Braudel). Pero la historia sigue siendo la antigua Esfinge que devora a quienes no aciertan sus oráculos.

Lo que ha ocurrido el 3 de octubre no se agota en una Alcaldía. Suelo leer a mis colegas, y por eso recojo sin sonrojo lo escrito en estas mismas páginas por Juan de la Puente. Ni Lima era tan conservadora, ni “el norte especialmente aprista ni el centro y el sur andinos esencialmente de izquierda”. Pero pregunto, en esa votación ¿hubo una sensación de fin de tiempo? Como que estamos ya en el desarrollo y de pronto lo de hacer “obras ¿sale sobrando?”.

Para nuestra situación histórica tan singular –progreso material y máxima incredulidad– permítanme que acuda al uso deliberado del “trend”, es decir, de un concepto que en economistas e historiadores, expresa la persistencia de un fenómeno económico. Estamos, como nunca, en un “trend” de crecimiento. En otras sociedades eso fue largo, los mexicanos de 1930 a 1980, con el PRI. Españoles y chilenos lo tuvieron con dictaduras. Unos, 40 años. Los otros, 17. En Chile han hecho su Transición en cuatro gobiernos. ¿Y nosotros apenas Toledo-García, y se acabó? ¿Allá, 20 años; aquí, 10 y con las justas? Nos falta un par de gobiernos democráticos más. Pero algo ha movido la aguja y el empalme del tren de la política con el “ trend” de la economía puede que cese. Por eso el 2011 es preocupante. No sabemos a qué tren político van a subirse unos 28 millones de peruanos. ¿Cambio de conductor o retorno a la combi? ¿A la ingenuidad de las ilusiones? Ahora bien, tener temor no es miedo. Se teme una gran desgracia. Por ejemplo, ante la presión popular inmediatista, podría algún futuro mandatario anular la masiva inversión en infraestructura, y del 2011 para adelante, repartir (aumento brutal de salarios, etc).

La tentación es grande, hay unos 45 mil millones de dólares en reserva. Adiós, entonces, trends y trenes.

Comicios de Lima y voto regional expresan un estado de ánimo. Aquí se dan la mano dos suertes de discursos públicos, ambos convincentes y rivales. Por una parte, el discurso exitista. Lo luce el gobierno. Pero sus beneficios psicológicos se han ido a la oposición. Esas cosas suelen ocurrir, y los mexicanos le llaman “los infortunios de la dicha”. El segundo discurso es el optimista. Es el peor, dada la costumbre de la prisa.

La paradoja del exitismo es que ya van dos presidentes democráticos cuyos ostensibles logros no generan herederos directos. Así, puede que en el 2011 el candidato que más provecho le saque al desarrollo de este decenio sea Humala, precisamente el que más lo ha combatido. ¿Cómo puede Toledo abrirle los brazos? Como táctica, no le sacará a los votantes de Humala, que son numerosos en el sur, ni un solo voto. Lo contrario sí es posible.

¿Qué quieren los peruanos? Cuestión oceánica. Cabe sumariamente decir que de las urnas salen mensajes entrelazados. La demanda social resulta compleja. Lo sabemos los pocos que vamos hasta las perdidas localidades y sus silenciosas mitologías civiles. Quieren inversión pública y a la vez subsidio personal, ahora. La mítica calamina que repartiera Fujimori. Las presidenciales serán difíciles, muy difíciles. Muchas cosas están por verse. Las resistencias culturales. La gestión de los diversos resentimientos. Y ver si las figuras presidenciables van a actuar con realismo o sobre las expectativas y sus emociones. La rigidez doctrinaria de unos y el cortoplacismo de los otros me llevan a una actitud ni escéptica ni entusiasta. Sobre el destino de extremismos y centrismos, ya lo diré, según vengan, por mi parte, sin un gramo de codicia política.

Fuente: Diario La República (Perú). Jue, 21/10/2010.

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