martes, 13 de diciembre de 2011

Guillermo O’Donnell: reconocido politicólogo argentino y crítico de las teorías culturalistas en política.


O’Donnell (1936-2011)

Por: Eduardo Dargent (Politólogo)

Difícil decir algo nuevo sobre Guillermo O’Donnell (GOD), después de lo escrito por varios de sus colegas y discípulos lamentando su muerte. Scott Mainwaring, por ejemplo, ha preparado una brillante nota para el Instituto Kellogg discutiendo cómo las investigaciones de GOD acompañaron al cambio de régimen político en América Latina. Pero intentaré hacerlo, pues creo que este argentino universal merece toda la atención que viene recibiendo y mucha más. Intentaré presentarles a GOD en clave de oposición, mostrando contra quiénes debatió a través de su vida, tanto en su trabajo académico como en su aproximación a la disciplina y la política. Creo que hay mucho que aprender de esas oposiciones.

O’Donnell se hizo conocido en la ciencia política por lanzar un golpe demoledor contra quienes pensaron que la modernización en el mundo traería aparejada sociedades más democráticas e igualitarias. En su estudio de lo que llamó autoritarismos burocráticos mostró cómo las tensiones producidas por los cambios económicos y sociales en el Cono Sur dieron lugar a regímenes militares autoritarios de una violencia inusitada.

También criticó a teorías culturalistas que explicaban estos regímenes por una supuesta cultura autoritaria en la región. Este culturalismo académico fue instrumentalizado por militares y élites conservadoras para justificar la exclusión y represión de amplios sectores de la población. GOD mostró que las causas de estos regímenes no estaban en una cultura inalterable, sino en poderes fácticos que con el apoyo de ciertos sectores sociales eran capaces de sostener regímenes conservadores excluyentes. Pero además mostró que estos regímenes tenían problemas de estabilidad, con crecientes tensiones a su interior. Sus estudios sobre las transiciones mostraron la importancia de los juegos de poder entre élites para derrumbar regímenes que algunos consideraban monolíticos.

Pero resaltar la importancia de estos juegos de élite en la caída de un autoritarismo no llevaba a GOD a concluir que fuese sencillo construir democracias sólidas, o que factores estructurales y de capacidad estatal no fueran esenciales tanto para las transiciones como para la estabilidad de esas nuevas democracias. Al contrario, su agenda intelectual en las últimas décadas fue explorar las causas de esta debilidad democrática, sea mirando a presidentes sin controles institucionales, a zonas de nuestros países donde no existe el Estado de derecho o a la forma en que se ejerce la ciudadanía en nuestros países.

Sin embargo, en su crítica a estas nuevas democracias dejaba muy claro que había una gran diferencia entre los regímenes de hoy, por imperfectos que sean, y los autoritarismos del pasado. Contar con elecciones competitivas y libertades básicas, alternancias de poder de izquierda a derecha, una reducción importante de la pobreza en algunos casos, y niveles de gobernabilidad bastante altos en varios países, no es poca cosa y menos frente a los diagnósticos fatalistas de ciertos conservadores e izquierdistas. Fue un crítico leal de la democracia y al hacerlo se enfrentó con quienes decían que era un régimen inviable o a quienes todavía dicen que poco o nada ha cambiado en la región.

Hay otras lecciones que nos deja GOD en su forma de entender la academia, la ciencia política y la política en general. Fue parte de una generación intelectual excepcional en Latinoamérica, que produjo teoría desde el conocimiento a profundidad de la región para dialogar con el mundo. Las teorías e ideas de GOD han iluminado diversos procesos de cambio de régimen, desde la democratización de diversas regiones en los ochenta hasta las actuales revueltas en el Medio Oriente. Un profesor apasionado de la teoría política (en especial Hobbes) que construía agendas de investigación en base a problemas fundamentales, ideas grandes, lección importante para una disciplina que hoy a veces privilegia la técnica sobre el contenido. Un republicano, un liberal difícil de encuadrar, que debatió a través de su vida con termocéfalos de todo tipo, en una región que necesita mucho menos fanatismo y más crítica.

Fuente: Diario 16 (Perú). 04-12-2011.

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