miércoles, 4 de enero de 2012

La Derecha e Izquierda peruana. Entre el centrismo democrático y el extremismo político.

Derechas e izquierdas

Por: Antonio Zapata (Historiador)

En estas mismas páginas, una semana atrás, Fernando Tuesta escribió sobre derechas e izquierdas en el Perú, sosteniendo que nuestra maduración política requeriría la conformación y solidez de ambas; asimismo, señalaba que el problema es su escaso desarrollo entre nosotros. Estando de acuerdo con su planteamiento, me surgen algunos puntos adicionales. En efecto, ¿cuáles son los actores que realmente operan en el espectro político nacional y por qué el subdesarrollo tanto de derecha como de izquierda?

De acuerdo al argumento del politólogo italiano Norberto Bobbio, derecha e izquierda son los puntos extremos de una línea política sobre la igualdad. En este caso, la izquierda somos quienes pensamos que la justicia social es la clave de la vida; mientras que, la derecha agrupa a los que proponen la desigualdad como necesaria para el progreso social.

Más adelante, el mismo Bobbio introduce un segundo elemento crucial, cual es la libertad. Una segunda línea iría de la tolerancia al fundamentalismo, atravesando tanto a izquierda como a derecha, definiendo en cada una de ellas a moderados y extremistas. Así, tenemos unas izquierdas ultras y otras democráticas, como igualmente aparecen derechas democráticas y fascistoides.

Los puntos básicos del espectro son cuatro y, mientras los extremos tienen escasas credenciales democráticas, los dos grupos al centro, en principio, tienen compromisos sólidos con las libertades ciudadanas. El problema del Perú no es la inexistencia de derecha e izquierda en general, sino la debilidad de sus versiones moderadas. Es decir, al revés que las democracias maduras, los extremos son relativamente más poderosos que las fuerzas ubicadas sea en centroizquierda o centroderecha.

Por ejemplo, el liderazgo radical estilo Walter Aduviri en Puno o Wilfredo Saavedra en Cajamarca tiene mayor aceptación social que los cuadros de izquierda que han acompañado a Ollanta Humala en Gana Perú. Los ultras disponen de mayores apoyos en bases que los moderados. Y, además, por muchos puntos.

Por otro lado, lo mismo ocurre al otro lado del espectro. El fujimorismo es más fuerte que los partidos democráticos de derecha. Es más, algunos de ellos pierden identidad y se ven arrastrados por la prédica de la derecha política y mediática más dura.

Lo que une a ambos extremismos es su voluntad de ocupar el escenario en solitario, eliminando a sus rivales e imponiendo su parecer. Aparentemente los ultrismos de derecha e izquierda se repelen y, efectivamente, la historia muestra ocasiones cuando el triunfo de uno ha significado la muerte del otro. Pero, no siempre es así. También se encuentra oportunidades donde los extremos colaboran para sabotear a los centristas y quebrar el triunfo de fuerzas tolerantes. Imponer el fundamentalismo es una consigna común a ambos ultrismos.

Pero, ¿por qué se imponen los extremistas sobre las fuerzas más tolerantes? En teoría porque algunos actores ceden su puesto a una quinta postura del espectro que suele permanecer oculta. Esta corresponde al partido que pretende no ser ni de izquierda ni de derecha, sino representar al conjunto nacional. Entre nosotros, ese es el papel del PNP y específicamente es la postura ideológica que en las últimas semanas ha defendido ardorosamente el presidente Humala.

La ambición de estar por encima de las dicotomías de justicia y libertad es una ilusión. Desde hace más de 200 años, en el Occidente dominado por el capitalismo, en toda ocasión importante, reaparecen derechas e izquierdas porque expresan bien las opciones y dramas de esta sociedad. Así, el deseo de superarlas fundamenta un movimiento oscilante, al estilo de la bola de billar, de banda en banda.

El verdadero problema es que gran parte de la izquierda democrática se ha subido a ese supuesto quinto nacionalista. Arriaron banderas en vez de apostar por una carta propia, dejando incompleto el espectro. Si en bases predominan los ultras es porque la izquierda moderada perdió fe en sí misma.

Fuente: Diario La República (Perú). 04 de enero de 2012.

Recomendado:

La diferenciación de campos entre la derecha y la izquierda. La combinación entre la justicia y la libertad.

2 comentarios:

... dijo...

Muy interesante. El centro no es entonces una postura o posición política sino una tendencia o movimiento ("centrismo") de las izquierdas o derechas moderadas. Esto tiene algunas reminiscencias con el punto medio aristotélico. Lastimosamente, esa idea del punto media ha sido distorsionada pues se la confunde con un punto medio geométrico, equidistante con sus dos extremos. En realidad, se trata de un punto medio "racional" donde de acuerdo a la realidad del contexto este punto medio se orienta a alguna de sus dos direcciones. Lo verdaderamente mesurado o racional en la realidad humana es que el centro deje de ser un punto medio muerto (geométrico) para ser, como se dijo, una tendencia, una orientación vital a uno de sus polos para obedecer al contexto de los seres humanos. El punto medio racional es una tendencia hacia la izquierda o derecha pues estas últimas adquieren sentido por ella. No se podría entender lo inverso, un derecha o izquierda que tiendan al centro. En un país como el nuestro, marcado por necesidades de todo tipo y la desigualdad, el punto medio tiene su razón y su mesura en una orientación: la izquierda, sólo la izquierda, ¡bendito Aristóteles!

Alex

Eddy Romero Meza dijo...

“… como ha señalado Eugenio Trías, el justo medio es el lugar del límite en el sentido de que separa tendencialmente del segmento que une los extremos, y cuanto más se distancie de ellos mejor. Para este filósofo, la idea del justo medio subraya la moderación, la nivelación, lo más excelso, ya que por definición, es el lugar de la virtud, de la excelencia”. (Rodríguez Arana; Justo medio, política y centro).

Creo que uno de los grandes esfuerzos de centro izquierda, lo constituyó la socialdemocracia. Ante un “espectro político” tan marcado por el extremismo político, la socialdemocracia buscó conciliar lo mejor de la tradición liberal y socialista (libertad e igualdad). Europa apostó por una socialdemocracia que trajo bienestar individual y colectivo. Actualmente la Europa en crisis, se aleja del centro y adopta posturas más conservadoras (no liberales en términos políticos, aunque si en términos económicos). Publicare pronto un artículo sobre el “centro político”.

Saludos.

Eddy.